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Bienestar psicológico y arte: Una vía de curación.

  • Foto del escritor: Juan Hakspiel
    Juan Hakspiel
  • 16 ago 2023
  • 19 Min. de lectura

Actualizado: 18 feb



Desde la antigüedad se viene considerando la importancia de la expresión artística, en el ser humano, tal como lo dice Aristóteles en poética:

"El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior".

Este artículo hace énfasis en el rol que esta manifestación desempeña como complemento del bienestar biológico, mental, físico y social. El desarrollo del arte, nos facilita de una manera diferente hacer psicoterapia y aproximarse a un análisis más profundo e integral del ser humano.


Con el ánimo de demostrar su importancia se ponen como ejemplo una serie de reflexiones desde diversas perspectivas: biológicas, cognitivas, lingüísticas y simbólicas, con el fin de enlazar diferentes niveles de comprensión, así poder emerger lo afectivo y subjetivo, a lo cual no se le tiene en cuenta por falta de argumentos y conocimientos en las artes y las ciencias.


La palabra bienestar muchas veces esta mal enfocada, en especial hoy en día, que esta bajo la esfera del mercadeo y se vende como una receta mágica. Incluso, no solo aplica a un sentimiento de satisfacción y tranquilidad sino a la comprensión integral de la vida. Lo mismo sucede con el arte, no se refiere solamente a un conjunto de reglas y conocimientos para desarrollar una actividad o darle forma a algo, sino un estilo de vida personal auténtico, en un mismo espacio y tiempo, además con un significado y un sentido trascendente. Pero, lamentablemente el arte, tan solo a evolucionado para satisfacer las necesidades comerciales y perdido su esencia.


La importancia de hacer esta aproximación, sobre la influencia del arte en la salud, es con tal de tener un punto de vista integral, real, productivo y terapéutico. No desde la banalidad y lo comercial sino de poder mostrar la utilidad del arte como un transductor natural. Es decir, que funciona como una herramienta transversal, que permite crear conexiones de sentido a través de las emociones, para generar alternativas auténticas y creativas más no copias ni plagios de una receta, según Carl Jung:

“Los negocios no explican el sentido de la vida, ni una cuenta bancaria satisface los deseos profundos del corazón”. (Jung, 1958).

Estos conceptos son con el fin de no mantener una visión unilateral de la salud y los casos clínicos, sino amplificar y enlazar los niveles de comprensión: biológico, cognitivo, lingüístico y simbólico, para permitir una elaboración terapéutica de manera integral y pueda fluir la expresión subjetiva, que tan a menudo es mutilada por la ceguera y la sordera de encajar al paciente en una teoría o diagnóstico (parcial o diferencial) dejando a un lado, hechos esenciales que son vitales para reconocer el problema de base y considerar una nueva forma de entender, confiar, valorar y vivir la vida.


Desde lo Biológico


En la actualidad la salud y el bienestar están relacionados con la interacción entre el sistema nervioso e inmunológico como una defensa contra las enfermedades. Así que para entender este punto, debemos contemplar que la vida no es sólo un ejercicio intelectualista y que debe comprenderse también emocional y subjetivamente.

Acá es importante hacer énfasis en esta perspectiva, que tan ajena a las ciencias en cuanto a su manera de comprenderla y tan fastidiada a la hora de explicarla, porque muchas veces confundimos ciencia con la eventual repetición de técnicas para demostrar algo, pero muy diferente es investigar y comprender; es importante entender que la psique y la materia son dos aspectos diferentes de la misma cosa. En este caso, sus dos polaridades, lo psíquico y lo biológico. Esto nos acerca a una visión más integral del ser humano, ya que podemos ayudar a curarnos o enfermarnos, de modo que es importante investigar estas conexiones, especialmente la de la mente y el cuerpo.


Un ejemplo actual, es la psiconeuroinmunoendocrinología, que es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano:

El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos". (Puig, 2013).

A fin de entender mejor la conexión e interacción entre los sistemas (mente-cerebro y cuerpo) a nivel molecular, celular y organismo, se hacen mediante sustancias que se llaman neurotransmisores diseminados en todo el cuerpo en el cual se hallan sitios específicos que se conocen como receptores y actúan. Por ejemplo, en dos estudios recientes, el primero tiene que ver con una nueva visión entre la conexión de la microbioma intestinal con el cerebro y como esta comunicación bidireccional entre ellos, puede generar estímulos benéficos por medio de una buena dieta nutricional, pero que su desequilibrio (o alteración de los microorganismos como bacterias, hongos, protozoos, virus etc.) puede desencadenar aspectos disfuncionales en la salud mental y el comportamiento,

"con un alto impacto en el estrés, la ansiedad, la depresión y enfermedades neurodegenerativas como Parkinson, Alzheimer y enfermedad de Huntington". (Mohajeri, La Fata, Steinert, Weber, 2018).

El segundo es la conexión entre el sistema neuroinmuno con la piel, porque la relación de esta con el sistema nervioso ofrece un modelo crucial, para detectar por medio de sus alteraciones, una serie de enfermedades expresivas como lo son las alérgicas e inflamatorias y también las silenciosas como las del estado de ánimo y respuestas al estrés. Por eso, nuestra piel a menudo se expresa simbólicamente como un espejo de nuestro estado interior y emocional.


Por lo tanto, este paradigma se basa en que el organismo esta bajo el principio de la compensación, de modo que un desequilibrio en alguna de sus partes (moléculas, células, intersticio u órganos) puede generar cambios físicos internos al igual que externamente con sus actitudes (ideas, comportamientos y deseos). Por eso el arte tiene una extensa aceptación, pudiendo designar cualquier actividad humana hecha con esmero y dedicación, para desarrollar capacidad, habilidad, talento y experiencia; además, es una vía de expresión de aquellas cosas que no pueden nombrarse y subjetivamente se les puede dar forma.


Es por eso que:

“Las narrativas artísticas ofrecen paradigmas alternativos en la vida humana sobre la base de una pluralidad y exhiben preocupaciones o esperanzas ligadas a los avances científicos. Tan rica y compleja es la estructura del cerebro humano que cuestiona con el arte lo que entendió con la ciencia”. (Manes y Niro, 2015).

Es decir, que las emociones actúan como sustancias químicas que impactan en la calidad de vida (Curando o enfermando) y la salud mental (estrés, depresión, ansiedad, falta de sueño etc). Ya Hipócrates decía:

“Tus fuerzas naturales, las que están dentro de ti, serán las que curarán tus enfermedades”.

En este caso, también aprender a expresar las cosas. No sólo desde lo racional sino desde lo emocional. Una cosa es interpretar y juzgar y otra percibir y comprender.


El arte permite estimular y reflejar nuestros estados emocionales, por eso se suele decir que toda enfermedad es algo que no expresamos. Si al corazón le duele, le irrita, le arde o desilusiona una experiencia, el cuerpo lo reflejará de igual forma: el cuerpo es el reflejo más inmediato de la forma en cómo pensamos y sentimos la vida. Estas experiencias se quedan guardadas en nosotros y poco a poco se van reflejando simultáneamente en nuestro cuerpo y en nuestro mundo emocional. Por eso según Mario Alonso Puig:

"lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando". (Puig, 2013).

De ahí lo vital de integrar las dos polaridades, para poder entender, que no todo debe reducirse a lo genético. Según el Facundo Manes:

“el factor genético no es suficiente para explicar el desarrollo de las enfermedades psiquiátricas más comunes como depresión, trastornos de ansiedad, el trastorno bipolar y esquizofrenia. Todo esto nos revela que existen personas con riesgo genético para desarrollar una enfermedad psiquiátrica pero que, a la vez, poseen mecanismos compensatorios ante factores ambientales que logran evitarla”. (Facundo Manes, 2014, Pág. 276).

Esto es una nueva mirada, sobre la etiología y la patogénesis de las enfermedades psiquicas, que la neurobiología ha ampliado más allá del reduccionismo, que implica la oposición habitual entre la biología y lo mental. Según François Ansermet y Pierre Magistretti:

“Evidentemente, hoy ya no se puede considerar que la emergencia de enfermedades psiquiátricas responda a anomalías genéticas vinculadas con un único gen”. (Ansermet y Magistretti, 2012).

Desde lo Cognitivo


El pensamiento solamente intelectualista y mecanicista es únicamente reduccionista en cuestiones humanas. Por eso, los procesos cognitivos deben ser estimulados adecuadamente, de lo contrario se vuelven procesos de rutina y monotonía, incluso se desgastan; también debemos tener en cuenta que cada persona tiene su propia construcción de realidad, símbolos y lenguaje bajo la subjetividad de sus concepciones religiosas, filosóficas, morales y éticas que las expresa con su comportamiento.


La teoría de la aparente causalidad mental nos sugiere que estos principios de prioridad, coherencia y exclusividad rigen las inferencias que las personas hacen sobre la influencia causal de sus pensamientos en sus acciones y, por lo tanto, subyacen a la experiencia de hacer cosas a propósito, porque nuestras acciones parece surgir principalmente cuando creemos que nuestros pensamientos han causado nuestras acciones.


Wegner hace énfasis en que la voluntad consciente, es en realidad un ilusión de control, que la mente puede hacer creer que se ha realizado una acción que en realidad no se ha materializado. Esto es producto de un exceso de racionalismo y por dejar a un lado las emociones, es por eso que se produce la contradicción, que las emociones a menudo crean percepciones que están en contradicción con los valores que por ello se suelen enredar.

Es importante entender que los afectos no son buenos ni malos, pero si poseen un sentido; lo que sucede es que ese sentido no es consciente o elaborado. En este aspecto, no es nuevo decir acerca de la importancia de incluir la intuición y los sentimientos,

"como un conjunto de sensaciones-percepciones-impresiones de lo real, como elementos-clave de toda la metodología de la investigación". (Bernard, 1865).

Por eso, Carl Gustav Jung introdujo un concepto para complementar esta perspectiva, acerca de que no todo esta basado en un principio de causalidad y racional sino también de conexiones a-causales emocionales que denominó sincronicidad. Esté fenómeno establece una conexión transversal de sentido a través de las emociones, porque al hacer uso de la función simbólica se puede capturar en un mismo espacio y tiempo, un significado y un sentido trascendente.


Para comprender el fenómeno de la sincronicidad, es necesario saber cómo

“un símbolo desempeña la función de liberar y sustentar el significado dentro de la conciencia, es necesario ver cómo los símbolos crean vínculos mentales”. (Stein, 1996),

en los cuales el observador puede ser fácilmente influenciado por un estado emocional que altera el espacio y el tiempo por "contracción" (Cuando las personas están motivadas o felices el tiempo es más rápido mientras que cuando están aburridas o tristes es más lento); esto es expresado como una coincidencia significativa, cuando la persona hace conexión con los sucesos que su existencia le impone: complejos, traumas, relaciones sin resolver, deseos y anhelos, con la finalidad de transformar cambios de actitud y personalidad.


Esto es importante y se debe tener en cuenta, porque una cosmovisión influye desde lo generacional cargando conflictos, complejos y ciclos sin cerrar, que van de generación en generación por repetición. Cómo una cadena invisible. Es decir, al no haber comunicación entre las instancias conscientes con las inconscientes de la misma persona, lo que hace es proyectarlas.


La situación se suele enredar, debido a que la relación entre el tiempo cronológico y el tiempo psicológico tiende aferrarse a ideales y apegos de lo que ya murió o que ya no sirve más. Por eso es importante poner atención a los hechos como son y no como deberían ser. De lo contrario, es solo una vía de escape para ir incubando una situación futura con carga emocional del pasado generando ilusiones. Esto, es lo que lleva a las personas a que se estanquen o sigan repitiendo esas contradicciones internas una y otra vez como destino.


Según Daset:

"Los esquemas constituyen la base de las interpretaciones; son los que organizan la información que se recibe en cogniciones, formando una red o matriz a través de la cual pasan y se resignifican los datos de nuestras experiencias”. (Daset, 2002. Pág.178).

Esto sólo se logra aprendiendo a captar, escuchar y ver más allá de lo racional. Es decir, hay que intentar despertar al artista oculto que dormita en cada hombre y mujer, darle la oportunidad de descubrir los cuadros sin pintar que hay en su interior, liberar los poemas sin escribir, los pasos y huellas que se encuentran latentes, porque dadas las necesidades actuales,

"ejercemos cada vez más pensamientos que mutilan la realidad, que separan las cosas en lugar de conectarlas entre sí". (Morin, 1990).

Aquello que mueve hilos en el alma también mueve objetos y cosas en el mundo material, es decir,

“el ser humano no solo percibe forma y color, también percibe significado y sentido” (Vygotsky, 1979).

Así sabemos que desde lo interno, se estimula la neuroplasticidad, bajo una forma dinámica de interacción, que puede cambiar de un momento a otro, mostrando distintas conexiones. Pero,

“Actualmente, se sabe que los elementos más finos del proceso de transferencia de información entre las neuronas, o sea, las sinapsis, sufren una remodelación permanente en función de la experiencia vivida. Los mecanismos de plasticidad operan a lo largo de la vida del individuo y determinan de manera significativa su devenir”. (Ansermet y Magistretti, 2012. Pág. 12.),

es por eso que el aprendizaje involucra toda su capacidad cognitiva (especialmente la memoria) y afectiva para adquirir, darle sentido y utilidad a nuevos contenidos, que luego desde lo externo, participa en la expresión de una emergente individualidad, con un impacto único puesto en practica por medio de la creatividad.


Así el arte permite integrar aquello que carece de valor, pero que para su creador, lo tiene inmenso, es decir subjetivo. Entonces, en lugar de destruir racionalmente el simbolismo, se debe ayudar a la persona a desarrollar su comprensión desde lo emocional, aún cuando sus producciones no hayan llegado a nada técnico o artístico, pero lo conectan con aquello que le ayude a purificar o liberar su mente. Así,

“el ser humano puede vivir cosas extraordinarias siempre que tengan un sentido para él”. (C.G. Jung, 2008).

Por eso, el papel que desempeña la imaginación es de vital importancia, ya que es una herramienta que permite integrar contenidos psíquicos, tanto conscientes como inconscientes; por medio de imágenes se pueden expresar como pintar, escribir, moldear esculpir, etc., para llevar a la persona de nuevo a sí misma, de toda su tensión y basura que han sido vertidas en su interior, para cultivarle sus capacidades manifiestas y latentes y generar una valiosa conexión con una consciencia mucho más “concientizada”, siendo la persona que es, es decir, siendo coherente con lo que se piensa, siente, dice y hace, lo cual había sido expresado por Aristóteles:

“El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior”.

Desde lo lingüistico


La idea de pensar y sentir lo que queremos comunicar, es un díalogo que puede expresar malentendidos provocados entre otras cosas,

“por ciertas analogías entre las formas de expresión en determinados dominios de nuestro lenguaje". (Wittengstein 1953, Pág. 106).

Esto depende también de nuestra actitud personal y cómo comunicamos las cosas, por ejemplo decía Shakespeare: “Si las palabras, no van cargadas de actos son vacias y se las lleva el viento”. Por lo tanto, deben tener un sentido y saber que significan, que valor tienen para poder decirlas sinceramente. La mayoría de veces lo que para una persona es un chiste, para la otra es una ofensa. De ahí la responsabilidad, tanto personal como social, que le demos a nuestros pensamientos y sentimientos.

Esto debe trascender a las palabras, porque al tocar las fibras emotivas y subjetivas hasta las teorías más precisas, se pueden convertir en palabras ineficaces a la hora de enfrentarnos a la realidad. Decía Bobin:

“Amar a alguien es leerle. Es saber todas las frases que están en el corazón del otro y al leerlas, liberarlas. Es desplegar su corazón como un pergamino y leerlo en alto, como si cada uno fuésemos un libro escrito en un idioma extranjero... Lo más terrible que pueda suceder, entre dos personas que se aman, es que una de las dos, piense que ya lo ha leído todo y se aleje”. (Bobin, 1990).

Por eso, cuando interactuamos con el saber o el arte de saber idiomas, nos topamos con el problema de las traducciones y el sentido de algunas palabras a determinado contexto. Por lo tanto, si se hace una confusión entre estas, constituye una anulación lingüística en términos de significación. Desde lo racional está idea no es tan complicada, basta con aplicar bases lógicas, estructuras lingüisticas y una palabra equivalente que tenga una aproximación para uno hacerse entender. Pero, entramos en un dilema complejo, al penetrar en el plano de lo emocional, sobre todo en está época donde la comunicación con otra persona, ha sido desplazada solo al área tecnológica.


Esta perspectiva invita a que esta comunicación no quede solamente relegada a un disfraz afectivo, sino que sea por medio del diálogo porque se supone que la tecnología,

“buscaba unir personas y lo que uno encuentra es cada vez más son personas disociadas, desconectadas, tristes y estresadas. Incluso, elevando la tasas de suicidios a nivel mundial: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide”. (Hakspiel, 2018).

De modo que, debe tenerse en cuenta que el arte tiene varias maneras de expresarse, pero lo importante es poder darle sentido a estás herramientas que todo el mundo conoce, pero cuyo potencial se desconoce por un lado, por creer que son absurdas y otras, por miedo. Es por eso que se escapan del contexto, producto de las distracciones de la rutina y la monotonía, en las que nunca hay el tiempo y el interés sólo va hacia lo externo y superficial.


Por ejemplo el uso de las palabra vida y muerte, si las expresamos desde lo literal,

"son palabras que utilizamos a diario para connotar que algo esta en un continuo proceso de desarrollo y luego tiene un final, de la niñez hasta la vejez, exponiendo el modelo de totalidad como en el ciclo de las fases solares y lunares. Es decir, el recorrido de las estaciones y cómo antiguamente se expresaban los equinoccios en su curso diario: nacimiento, mañana, tarde y ocaso". (Hakspiel, 2014).

Al mismo tiempo, si las contemplamos desde lo trascendental, probablemente no terminaríamos nunca por su gran amplitud de significados y dependería desde las vivencias que cada persona haya experimentado.


Para Jung, las expresiones, las paradojas, proverbios y símbolos

“tienen como propósito mostrar el misterio de la doctrina del despertar de la consciencia, que en este caso trasciende al sentido literal de las palabras dejando a un lado el pensamiento discursivo lógico-racional para expresarse de manera simbólica”. (C.G.Jung, 2008. Párr. 880-881).

Así la conexión comprensivo emocional, se comunica con nuestra experiencia afectiva, reconociendo las limitaciones que por medio del diálogo, permiten desarrollar aquellas competencias que son potenciales, pero que están a la sombra. Esto contribuye a una conexión profunda con el fin de establecer mejores vínculos. Por eso, el arte, es una vía de curación en dos sentidos, el primero es dejar que nuestro amor narcisista trascienda, se humanice y permita entablar relaciones más reales, el segundo, que sea la expresión de aquellas cosas que no pueden nombrarse y poder darles forma.


Desde lo Simbólico


El ser humano posee una serie de imágenes arquetípicas, que tienden a expresar un patrón de conducta, tradicionalmente establecido y que se manifiesta por medio de símbolos. Estos son expresiones de la mente que pueden abarcar más de un significado (Es decir, polivalente y polisemántico) y se encuentran en varias culturas, pueblos y épocas. Además, viene de Σύμβολον (Súmbolon) que significa

“unión de dos mitades: signo y significado”. (Alleau, 1958).

La finalidad de la vida y como culturalmente está estipulado, el ser humano debe adaptarse en dos sentidos diferentes. La primera a las exigencias vitales de su propia naturaleza bajo las ideas de alcanzar las metas propuestas y materializar los sueños, la segunda al trabajo, la familia y la sociedad. El problema se establece es cuando estás manifestaciones, no están de acuerdo a la realidad que se vive.


En este sentido,

“los opuestos representan el drama humano, drama que tiene su raíz y su solución permitiendo así que tanto lo regresivo y lo progresivo se unan en acción coordinada, en la que uno y otro adquieran valores iguales y que se equilibren mutuamente”. (C.G.Jung, 2008. Párr.60),

lo mismo sucede con la salud mental que se afecta, cuando no se pueden expresar los verdaderos sentimientos y estos si pueden aflorar a través de unas de las manifestaciones del arte.


La curación y la enfermedad están bajo la misma moneda, pero con diferente cara. En este caso al reconocer que estamos "decepcionados", "heridos", "enfermos" y "sufriendo", es que podemos activar la posibilidad de re-establecer el equilibrio, intermediada por la consciencia reflexiva, logrando así un efecto sanador. Por eso,

es importante resaltar que el símbolo va mucho más allá de las capacidades curativas de la mente y el cuerpo, es también conectarse con uno mismo, lo animal/humano, lo inconsciente/consciente y lo emocional/racional que hace parte de nosotros mismos. Para esto es importante, trascender y valorar nuestras experiencias”. (Hakspiel, 2016)

El arte permite crear un estilo de vida simbólico, que por medio de la imaginación, repercute en el mundo invisible e inconsciente, creando vínculos mentales, que cada quien es responsable de este modo de encarnar su propio héroe o heroína, que abarcan mucho más que la consciencia, lo cual permiten la expresión de contenidos no elaborados pero crea entendimiento que facilita la conexión de la conciencia con los aspectos psicológicos.


Para esto,

“Debemos estar dispuestos a librarnos de la vida que planeamos, para acoger la vida que nos esta esperando".(Campbell, 2001).

En una manera de abrir nuevas posibilidades a la persona, de que no hay un único escenario de acción, sino que existen otras opciones que quizas no se este contemplando, pero al ver que por medio de una vía de expresión de arte, estas posibilidades empiecen a captar y producir diferentes soluciones, producto de su imaginación, que le puedan brindar una ayuda y no dejarse esclavizar por ella. Según Hanna:

Es esa justamente su función, la de alejarnos de la realidad para poder conocer otras posibilidades que la realidad quizás no nos este mostrando”. (Hanna, 1981).

Al igual que nuestras abstracciones internas que se sostienen por medio de la reflexión, todo esto se lleva a cabo por medio de la acción. Aunque, nuestra mente consciente pueda estar bloqueada por alguna relación, situación, evento o circunstancia, la inconsciente, en sus diferentes capas, está intentando solucionar con ese problema y, como es natural, se proyecta hacia la parte consciente.


Así nuestra continuidad, que da respuesta tanto a nuestro propio desarrollo de la vida, y de cómo la realizamos, depende de nuestra actitud, ya que de nada servirá saberlo sino hay “comprensión” de cambio. Así no lo dice Miguel de Cervantes Saavedra:

“Un buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma." (Saavedra, 1945. Pág. 87).

La creatividad aparece como una herramienta prometedora para poder vislumbrar y sacar lo mejor de nosotros mismos, o también para ayudarnos y acompañarnos a buscarle sentido a la existencia, ya sea en el aspecto social, científico, religioso o artístico, porque la armonía de los opuestos constituye un significado de la unidad, que es lo que hace posible que lo divergente se unifique, por medio de análisis e integración de lo inconsciente a la consciencia, que nos permite reconocer en esencia, un modelo de desarrollo psíquico. Según Byington:

“Para reconocer plenamente la fuerza creativa simbolizadora de la imaginación es imprescindible estudiar su actuación consciente e inconsciente y en ella incluir la función trascendente descrita por Jung”. (Byington, 2008. Pág.90).

Según Carl Jung, el desarrollo de la consciencia humana bajo el principio de individuación

“posibilita cruzar la frontera, por lo que le he dado el nombre de función trascendente, lo que equivale a una evolución progresiva en dirección a una nueva actitud.” (Jung, 2007 Párr. 159).

Sin embargo, existe otra teoría relevante sobre el desarrollo de la consciencia, que es la de teoría de la auto realización de Abraham Maslow, que se basa en que existe un impulso por convertirse en lo que uno es capaz de ser.


Espero sinceramente que lo que se aprenda mediante esta reflexión, no se petrifique en forma de una teoría intelectual, sino que sea un instrumento que mediante la aplicación práctica, mejore sus cualidades y alcance su meta de la manera más autentica posible y que le sea portadora de mayor bienestar mental, como una vía alterna de satisfacción propia sin interferir ni opacar a los demás.


Por otro lado,

“¿Ha notado usted que la inspiración llega cuando no la esta buscando? Llega cuando toda expectativa se detiene, cuando la mente y el corazón se tranquilizan”. (Krishnamurti, 1985).

Conclusiones


Se ha demostrado el mecanismo biológico por medio del cual, la expresión artística es importante desde el punto de vista mental y como estimulante de la salud sobre varias áreas de la vida, que no se tienen muy en cuenta y que sirven como agentes motivadores, alegres, calmantes y estimulantes de manera natural, como mantener los buenos hábitos como leer, alimentarse bien, dormir bien, practicar un deporte y alguna disciplina ajena a la rutina para estimular los procesos cognitivos y valores afectivos.

Por ignorancia se reacciona de una manera absurda, ante manifestaciones artísticas con las cuales no se esta familiarizado. Si no está de acuerdo con algún conocimiento, paradigma o movimiento artístico, no dañe su bienestar ni lo descarte por facilidad, al contrario aproveche el espacio para conocer algo más y esto le pueda ayudar a crear nuevas conexiones que le permitan acceder a una nueva perspectiva de vida.


Se debe evitar el juzgamiento sin argumentos, para no llegar a las ofensas emocionales producto de las opiniones infundadas. Por eso es importante trabajar la empatía y comprender que la ética y bioética se pueden enseñar y poner en práctica en cualquier contexto por medio de la tolerancia.


El arte es una expresión inconsciente que al manifestarse externamente contribuye al bienestar propio y a la vez, estimula el social. Así las personas toman consciencia sobre sus contenidos, imágenes y actitudes sobre lo que piensan, sienten, dicen y hacen, con el fin de tener una actuación más responsable ante las demandas sociales de una manera más real y no actuar sólo desde el disfraz afectivo, sino que permita una mejor comunicación por medio del diálogo.


Debe tratar de entenderse mejor, otras culturas, tradiciones y aficiones para ampliar la comprensión del otro sin discriminar ni juzgar. Para esto es vital el estudio de símbolos, que permite reflexionar que todas las enseñanzas y manifestaciones culturales, no tienen un sentido estrictamente universal, sino que están consteladas de símbolos, lenguajes, tradiciones y estereotipos, pero su paralelismo nos permite conectar puntos de vista similares encontrando un sentido en común. Lo cual le permitirán poder compartir con personas de otros países y aprender a ver el mundo con otros ojos más amplios.


Se invita a todos y especialmente a los profesionales de la salud a que comprendan el valioso aporte del arte en la esfera biológica y afectiva para un mejor desarrollo de sus actividades. Debido al alto nivel de compromiso de estrés y exposición afectiva que pueden alterar hasta de manera inconsciente su bienestar debido a la ilusión de la rutina.


Sin embargo, esto no significa crear mecanismos ni herramientas de defensa; sino que la persona se dé cuenta de sus limitaciones y las trabaje tanto para su salud personal como para la colectiva que entre otras cosas está vinculada a la práctica, porque, siempre se ha tenido la visión o más bien la ilusión de que el psicólogo, el psicoanalista, el médico, el psiquiatra, etc., es inmune a estos fenómenos de la salud por tan sólo saber la teoría y tener la formación. Eso es falso, es por eso que practicar un arte es una manera psicoterapéutica para aprender a lidiar con el punto ciego.



Bibliografía para aquellos que quieran profundizar


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